Método de escritura colectiva. Escuela de Barbiana

Ana Galindo 
@AnaGalindo_ 
Recurso para el profesorado. Reflexión

Método de escritura colectiva. Escuela de Barbiana
 (Lorenzo Milani. 1923-1967)

Un pilar fundamental de esta Escuela es la fuerza transformadora de la palabra. Al manejarla, los pobres serán capaces de elaborar una nueva cultura y de construir una nueva sociedad. La diferencia radica en el lenguaje, ya que a los pobres se les margina por seguir hablando su dialecto.

Barbiana es un lugar de montaña en donde recala a fines de 1954 un jo­ven párroco -Lorenzo Milani-, recién nombrado que venía expulsado de su anterior destino por publicar un grueso volumen en el que se recogían infinidad de datos sobre las precarias condiciones de vida de una buena parte de la población italiana. Denunciaba con vigor cómo se manipula a los pobres y se les priva de la palabra, en paralelo a otras privaciones toda­vía más inaguantables. Funda una escuela de alumnos pobres, homogéneos ­socialmente.
El gozne sobre el que giran sus enseñanzas será la lengua escrita, y para conseguirla practica un método a pasos contados. Posteriormente hubo una experiencia similar en Salamanca, durante tres cursos, aprovechando la presen­cia de Adele Corradi (colaboradora de Milani en Barbiana desde 1963 a 1967) durante tres cursos (1974-1977). Los textos más practicados fueron 
  • la relación o crónica de viajes 
  • las cartas.



Este libro no se ha escrito para los profesores, sino para los padres. 
Es una invitación para que se organicen.A primera vista parece escrito por un solo muchacho. Sin embargo los autores somos ocho chicos de la escuela de Barbiana
"Querida señora: Usted ni siquiera se acordará de mi nombre. ¡Se ha cargado a tantos! Yo, en cambio, he pensado muchas veces en usted, en sus compañeros, en esa institución que llamáis escuela, en los chicos que "rechazáis". Nos echáis al campo y a las fábricas y nos olvidáis. Hace dos años, en primero de magisterio,* ...." LEE DOCUMENTO COMPLETO PINCHANDO ENLACE

Primera fase: elección del tema y su lector
  • El grupo no debe ponerse a escribir sin hacerse antes consciente de que tiene algo importante y útil que decir.
  •  Del tema escogido no interesa tanto la "novedad" como su capacidad para interesar a todos los. participantes
  • El des­tinatario puede ser real o imaginario, singular o colectivo (puede escribirse a los alumnos de este centro dentro de diez años, a un extraterrestre recién lle­gado, a una cooperativa que ofrece trabajo..), pero tengamos presente que no es condi­ción indispensable que llegue siempre al destinatario elegido, que no se publi­que o que apenas lo lea nadie, lo fundamental es que se haya conseguido la comunicación del grupo entre sí, que se haya sentido partícipe cada alumno del texto colectivo. 
  • En un principio, el género epistolar parece el más ade­cuado -puede haber otros-. Ejemplos de experiencias: Carta a Luis (ar­gumentación) y Excursión a Granada (narración).

Segunda fase: acumulación de ideas
  • Consiste en reunir el mayor número posible de aportaciones que puedan hacer los participantes sobre el asunto (afirmaciones, negaciones, observacio­nes, anécdotas breves, juicios de valor...). Ideas sueltas que han de ser dispues­tas en papeletas y ser legibles de una en una: Creatividad, espontaneidad, res­peto por todas las aportaciones, claridad y concisión son las claves de este momento.
  • El método en esta fase es variable, dependiendo en gran medida de la can­tidad de aportaciones que el grupo pueda generar. El moderador puede reco­ger en la pizarra cada propuesta manteniendo una conversación en gran grupo. Pueden grabarse todas las aportaciones y ser seleccionadas posteriormente en grupos de trabajo o, tal vez lo más aconsejable, que cada alumno re­llene una papeleta con cada mensaje. Conviene, si se ha decidido utilizar pape­letas, fijar de antemano la extensión de los escritos, el tamaño de la papeleta y hacer algún ejercicio de descomposición del contenido de un texto en sus com­ponentes mínimos dejando muy claro lo que se pretende.

Tercera fase: clasificación en grupos de las papeletas relacionadas entre sí
  • Hay que agrupar todas las papeletas-idea relacionadas entre sí o que se refieran a un mismo aspecto del asunto, de manera que, al final de esta tarea, dispongamos de diversos bloques de ideas, cada uno con un título, que repre­sentan aspectos diversos del tema. 
  • El método admite dos posibilidades
    • La primera -que exige una mayor capacidad de abstracción y puede realizarse en pequeños grupos-, leer en voz alta todos los papeles y colocarlos en montones por afinidad. Pueden comen­zar a eliminarse, con mucha cautela para no desperdiciar los matices, los repetidos y a medida que se va desarrollando este trabajo caeremos en la cuenta de que es fácil poner título a cada montón (si alguno es de difícil deno­minación, por tener poco contenido o por abarcar demasiado, conviene desha­cerlo y discutir al final dónde puede encajar mejor). 
    • La segunda posibilidad consiste en leer en voz alta, unas cuantas papeletas y escribir -con la ayuda inexcusable entonces del maestro- en la pizarra los títulos de los diferentes bloques, luego se reparten las papeletas -individualmente, si se prefiere- y todos las van agrupando más fácilmente.


Cuarta fase: organización y unión de las ideas que forman cada grupo anterior
  • Se convierte cada montón de papeletas con ideas sueltas en un texto se­guido y armónico, lo que supone: ordenar con lógica, una tras otra, las ideas del grupo; hilvanarlas entre sí, mediante partículas y nuevas palabras adecua­das, que respeten, incluso, las contradicciones; eliminar las repeticiones que queden; y unificar los tiempos verbales, el número, etc. Al final ha de poder leerse seguido como si fuera el texto de un único autor.
  • El método que se propone consiste en trabajar en pequeños grupos con todos las papeletas que tratamos de ordenar. Cada alumno utiliza una hoja, la divide en dos columnas y va colocando en la derecha todas las frases, cada una en un renglón, elimina las repeticiones, numera y ordena a su gusto. El pe­queño grupo discutirá cada modificación e irá poniéndose de acuerdo en nue­vas frases que aparecerán hilvanadas en la columna de la izquierda. 
  • En está fase desaparece el criterio de fidelidad a lo transcrito en la papeleta y, aún tra­tando de ser fieles a los matices de su contenido, el grupo ha de sentirse ya au­tor del texto que resulte.
Quinta fase: cada grupo aporta al conjunto las ideas ordenadas e hilvanadas del bloque que le haya correspondido
  • Se trata ahora de que cada grupo presente como un texto seguido y cohe­rente el conjunto de ideas-papeletas del bloque que se le había asignado y del que había partido. Todos copiarán al dictado o se les pasará a multicopista el texto entero -formado por el conjunto de los escritos de cada grupo,-. 
  • A es­tas alturas, tras haber manipulado tantas papeletas llenas de ideas, y tras leer o escuchar completos todos los capítulos, es normal que surja en la mente de muchos el contenido fundamental del texto.
Sexta fase: control de la unidad interna del texto
  • Consiste en asegurarse de que el texto largo y seguido que tenemos de­lante es realmente una unidad, cuyas partes están organizadas y dispuestas en función de lo que queremos decirle al lector, que no falta ni, principalmente, sobra nada. Para lo cual trataremos de detectar aún posibles repeticiones de palabras o de ideas reiteradas excesivamente; descolocación o exceso de párrafos que no vienen al caso; y lagunas o ausencias de elementos que el texto de­bería tener. Al final de esta fase, el criterio ha de estar pendiente sólo de co­rrecciones de estilo, o sea, de claridad.
  • Para concluir bien esta fase es preciso aquí fijar la intención del texto, ex­presar lo que pretendemos con él (en el caso de la Carta a Pierino, podía resu­mirse en "Pierino, no pensamos seguirte"). Con la intención de todos clara, habrá que releer el texto sugiriendo eliminaciones, traslados, añadidos, etc.


Séptima fase: simplificación y perfeccionamiento del texto
  • Se procura eliminar todo lo que haga al texto menos transparente y acla­rar cuanto sea necesario para ser comprendido con toda nitidez hasta en sus matices más complicados. Para ello hay que observar mentiras o inexactitudes que falseen las cosas; giros, circunloquios o frases recargadas u obscuras; pala­bras raras que no estén al alcance de la gente sencilla o no se le explican sufi­cientemente. 
  • El texto ha de estar acabado y listo para su entrega o lectura a personas hasta ahora ajenas al mismo.
Octava fase. revisión del escrito
  • Consiste en dejarlo leer y leérselo a personas que no han participado en el proceso de escritura y recoger sus opiniones, sus malentendidos, sus críticas, etc. Luego, de nuevo solos, discutirlas y decidir si el texto, se retoca o no por última vez.



VÍDEOS
¿Que nos dicen hoy esos antiguos alumnos, para quienes la escuela oficial fue un imposible, y que sin embargo terminaron superando los exámenes estatales y que han desarrollado vidas plenas, ejemplares, exitosas y comprometidas?

  1. Adiós Barbiana: Primera parte (Pulsar aquí para verla)
  2. Adiós Barbiana: Segunda parte (Pulsar aquí para verla) 
  3. Adiós Barbiana: Tercera parte (Pulsar aquí para verla) 
  4. Adiós Barbiana: Cuarta parte (Pulsar aquí para verla)
  5. Adiós Barbiana: Quinta parte (Pulsar aquí para verla)
  6. Adiós Barbiana: Sexta parte (Pulsar aquí para verla)
Bibliografía 

  • Milani, Lorenzo (1995). Dar la palabra a los pobres. Madrid: . 
  • Alumnos de Barbiana. Carta a una profesora (2000). México: Ediciones Quinto Sol.

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